UN BLOG DE CARRERAS Y SENDEROS
martes, 29 de marzo de 2011
VII HOMENAJE A LA LEGIÓN
El domingo 27 se celebró el VII homenaje a los 101 Km. de La Legión. Salí de Algeciras a las 6 y me encontré con lluvia desde Jimena hasta Gaucín, lo que me hizo ir un poco mosqueado, pero, afortunadamente, desde que llegué a Ronda hasta el final de la prueba, el tiempo fue extraordinario.
Faltaron Aurelio y Julio S. Compañeros de Algeciras vinieron Antonio A. y “Jose”, y empezamos la prueba juntos los mismos 3 que la de La Breña 2010 (Pepe B., Fernando P. y un servidor, Julio V.)
Los 45 kilómetros estaban elegidos cuidadosamente y la prueba fue un trayecto entre lugares a cada cual más atractivo, algunos de los cuales conocía ya de otras pruebas, y otros nuevos que, con la llegada de la primavera, hicieron del recorrido una delicia. Eso si, fue una carrera muy dura. La subida a la salida de Arriate es tremenda, aunque ya la he hecho por otro camino (en el que en esta ocasión usamos para la bajada), y disminuí conscientemente el ritmo ya que sé que estas ascensiones pueden pasar factura. Por cierto que, una vez arriba, en el puesto de abastecimiento la indicación del kilometraje estaba empecinadamente equivocada.
Esta subida está, en buena parte de los tramos, flanqueada por un inmenso encinar de árboles maduros, grandes y frondosos en esta época del año, lo que contribuyó a que el esfuerzo fuese más llevadero. La bajada, conocida, pero difícil y pedregosa. Una vez abajo, en terreno llano, comencé a correr a mi ritmo de trote, y así llegué prácticamente hasta Ronda, dónde nos esperaba la famosa y simpática Cuesta Del Cachondeo, así llamada por la cara que se te queda cuando estás abajo del Tajo de Ronda, y ves la ciudad muy arriba, encima de una descomunal mole de piedra, y piensas: ¿Hasta ahí tengo que subir yo?. Pues poco a poco se sube, qué remedio. Una vez en la ciudad me encontré con el único fallo de la organización, ya que, sin indicaciones, ni personal a la vista, giré en busca de la Alameda y la meta, cuando lo cierto es que había que volver a salir de la ciudad, bajar hasta el otro lado de esta, y volver a subir por los Baños Árabes. Tuve que dar la vuelta y rehacer el camino; en cualquier caso estaba ahí para andar, así que un poco más no importa demasiado. Entré con 8 horas y 18 minutos en el crono, estaba francamente cansado, pero en cuanto me comí el bocadillo (y otro medio que le quité a Pepe) y la cocacola, me vine arriba.
Y tomo nota del error, debí comer más, incluso sin hambre, (doble fallo, ya que esto debería saberlo ya).
Mientras daba cuenta del bocadillo, charlé un rato con los compañeros que estaban sentados a mi lado, y comentamos la dureza de la prueba. Uno de ellos resultó tener 74 años y otro no dijo su edad, pero debía andar por ahí, quedamos en encontranos en los 101. Así que, después de esto, no tengo más comentarios deportivos que hacer.
Como siempre, dejo constancia de mi queja de algunos de los corredores, que no son capaces de entender que debemos dejar todos los lugares por donde pasamos tan limpios como los encontramos, y no arrojar vasos, papeles, cáscaras y envases varios por doquier. Son los menos, pero ojalá no vuelvan.
Felicito sinceramente a la organización y a los voluntarios, ya que hicieron una labor encomiable que rozó la perfección.
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