UN BLOG DE CARRERAS Y SENDEROS


jueves, 6 de mayo de 2010

Maravillosa y extraordinaria experiencia las “24 HORAS SOLIDARIAS NON STOP I BREÑA DE BARBATE Xtreme








enlace:
http://www.24horasnonstop.es.tl/

Uno se arrepiente de las cosas que ha dejado de hacer más que de los errores cometidos, y afortunadamente en este caso, el no haber participado en esta prueba habría sido un error tremendo que no he cometido.
El recorrido ha sido elegido con cuidado aprovechando la belleza del Parque Natural de la Breña, el contraste entre el bosque y el mar, entre acantilados y playas, y entre pinares y monte. El recorrido es duro de verdad, llegando a ser difícil en algunos tramos.
La organización me pareció ejemplar, más aún considerando que es el primer año, y que todos los que participaban lo hacían de forma voluntaria y desinteresada con el único afán de colaborar con distintos fines solidarios. Mi enhorabuena sincera a todos, y mi abrazo a Julio Becerra a quién tuve la oportunidad de felicitar directamente.
Pero, como siempre, lo mejor de estas pruebas son las personas con las que tienes la oportunidad de compartir estos momentos, los compañeros con los que intercambias comentarios sobre distintas carreras, maratones, los que te aconsejan sobre unas u otras zapatillas, las polainas que uno se ha fabricado artesanalmente y otros secretos del oficio. Hice la carrera con Pepe B. y Fernando P., compañeros ya para siempre. Lamente mucho que Antonio A. se fastidiara un tobillo, precisamente entrenando con el frontal para la prueba, pero seguro que nos acompaña el año que viene.

Ya el primer kilómetro fue un aviso de lo que nos esperaba: subida por una pista y un cortafuego de arena suelta.
Seguimos por una pista de zahorra de 1.5 km cómoda y de buen firme. De ahí entremos a un camino forestal rodeado por un espectacular pinar que da bastante sombra, lo que agradecimos, ya que el día era muy soleado. Llegamos a una hondonada (Hoyo de Palancones) y salimos de esta por una pendiente de arena. A partir de aquí el sendero sigue siendo de bosque pero el firme es ya arenoso y cruzado por múltiples raíces de pino. Desembocamos en la carretera que va de Barbate a Caños y la cruzamos, nos queda 1.5 km de zahorra compactada que va a salir a la pista que sube desde la playa de la Hierbabuena hasta el Sendero del Acantilado. Algunos tramos son buenos para correr sin problemas, y además el lugar es magnifico, a la izquierda la playa y el mar y a nuestra derecha pinares y monte. El viento es de poniente, refrescante y llena el día de luminosidad. Comentamos que si fuera levante, con ese sol, estaríamos achicharrados.
La torre del tajo nos espera en el km 10 (más o menos), donde recibimos el primer avituallamiento de agua, yo llevo el “camel” casi lleno y media botella de sales, así que no necesito repostar. La bajada hasta Caños es muy hermosa, pero difícil, ya que al desnivel hay que añadir arena, piedras sueltas, ramas y raíces. Nada de lo cual nos impide disfrutar con un paisaje sin igual al que acompaña un día esplendido. La torre es una construcción del Sg. XVI que mandó edificar Felipe II para proteger la costa de los piratas berberiscos y ha sido reconstruida recientemente.
Los tres vamos muy bien, pero yo me he tenido que parar varias veces para quitarme la arena de las zapatillas. Las Asic trabuco, que tan bien me vinieron en Ronda son demasiado porosas y entra arena por todos los lados a pesar de las polainas Dechatlon. Me las cubro con esparadrapo que funciona bastante bien pero termina por despegarse y caerse. La arena atraviesa también los calcetines y provoca rozaduras, así que me fuerzo en parar cada poco para limpiarme, pese a que me rompe el ritmo. Estas paradas me separan de mis compañeros, a los que luego pillo con una carrera al trote que me viene bien para ir soltando músculos. Fernando también tiene que quitarse la arena de vez en cuando, pero a Pepe parece que le entra bastante menos.
Tras dejar atrás Caños encontramos una pista de zahorra compactada, buena y cómoda para andar, o correr, como haríamos en la segunda vuelta. Es la subida más larga del circuito, creo, y que nos lleva al 2 avituallamiento. Una vez arriba hacemos (sólo en la primera vuelta) un desvío para visitar el mirador de Trafalgar desde que se ve el Cabo y el Faro. Al volver del mirador nos equivocamos de camino y tuvimos que volver sobre nuestros pasos para encontrar el reglamentario. Atravesamos senderos estrechos, donde apenas cabe un solo corredor y donde, pienso, durante la noche habrá que estar muy atentos para no perdernos.
La señalización que ha hecho la organización es bastante buena, pero no cuentan, obviamente, con los medios humanos y materiales de La Legión en los 101, además sólo somos unos 250 corredores, y no se encuentra uno con tanta gente por el camino.
Aquí el suelo, que es un cortafuegos, empieza a complicarse otra vez con desniveles, raíces y arena. Llegamos a una pista más cómoda de 1.5 Km. donde se puede trotar sin problemas. Acaba la pista en un cruce con una carretera que va al poblado de San Ambrosio y nos desviamos por otra pista que nos lleva al Palomar de la Breña, donde hay un hotel y los restos de un palomar impresionante donde se criaban palomas (obviamente) para el aprovechamiento de su carne para el consumo humano, y de sus excrementos como abonos. Las instalaciones son del siglo XVIII y tuvieron que ser muy importantes para la época ya que había más de 5.000 parejas de aves. Es muy curioso recorrer las “calles” rodeados de pequeños nichos donde se criaban a las palomas. (Pero en otro momento, ahora estamos en medio de una carrera).
Nos encontramos con la última subida del circuito (1Km.), y aquí el paisaje cambia de forma radical, nos alejamos de pinares y playas y nos encontramos con praderas de cereales coronadas por antiguos molinos de viento. A la derecha dejamos una granja que recibe el nombre de La Porquera, y no creo que sea preciso explicar porqué. Empieza la bajada hasta el puesto de mando, donde se inicia el circuito, y volvemos a entrar en terreno boscoso. La bajada es francamente mala, el firme irregular, con muchas piedras, e incluso, para que no falte de nada, un tramo es por un arroyo con el que hacemos parte de la bajada. En la primera vuelta apenas había agua, pero en la segunda el caudal había aumentado por causas que no soy capaz de adivinar. En esta segunda vuelta coincidió con la caída de la noche, y los que somos más cegatos dimos tres o cuatro trompicones, aunque afortunadamente sin grandes problemas.
Una vez en el puesto de mando, tras la primera vuelta, comimos algo, nos cambiamos de calcetines y el que tenía alguna ampolla pasó por el puesto de podólogos a curarse (un servidor).
La segunda vuelta la empezamos sobre las 15 ó 15,30, y el sol se hacía notar. Pepe y yo desistimos de las polainas, que no sirvieron para nada, pero tomamos nota del modelo adecuado para el año próximo, ya que, por supuesto, los tres hemos acordado repetir.
La carrera pone a cada uno en su sitio, y tuve que bajar mis expectativas de 75 Km. a poco más de 50. No me esperaba tantas dificultades con la arena, que acabo por pasarme factura a base de ampollas y rozaduras. Pero tomo nota de elegir calzado con tejido poco poroso y buscar unas polainas en condiciones. También debí entrenar algo más, aunque es cierto que este año, con las lluvias, ha sido poco favorable. Fernando se dio el lujo de hacer los últimos 6 ó 7 kms. Corriendo, y Pepe hubiera dado una vuelta más, pero estás historias no acaban más que como esas series antiguas, con un Continuará

1 comentario:

Anónimo dijo...

Yo estaba con antonio ariza la noche que se torcio el tobillo y la verdad que fue desagradable el asunto.que se recupere pronto y a salir otra noche a patear los senderos.